Esta campesina es una de las beneficiadas por el proyecto de huertas caseras del PNUD, como una forma de adaptación al cambio climático. / PNUD Colombia

El proyecto que se implementa en toda la subregión de La Mojana, al norte del país, es ejecutado por el PNUD Colombia y ayuda que los campesinos se adapten al cambio climático.

La cancillería de Colombia anunciño que en la 18ª reunión de la Junta del Fondo Verde para el Clima – FVC, Colombia logró que esa entidad le aprobara el proyecto “Scaling up climate resilient water management practices for vulnerable communities in La Mojana”, un proyecto que viene ejecutando el Ministerio de Ambiente con el PNUD Colombia desde 2010, que busca mejorar la adaptación al cambio climático de las comunidades en la Depresión Momposina.

El proyecto, que se centrará en que las comunidades mejoren su gestión del agua, tiene un costo de US$117 millones, de los cuales, $38,5 millones son recursos no reembolsables del FVC. La forma como el dinero llegará a las comunidades será a través del Fondo de Adaptación y de las diversas entidades territoriales donde tiene presencia el proyecto.

El proyecto es bastate ambicioso. De acuerdo con la cancillería, se ejecutará en los próximos ocho años, y cerca de 400.000 personas de las cuencas de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge se verán beneficiadas por el mismo. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) será el encargado de ejecutar los recursos.

Hasta el momento, el proyecto ya ha creado 1.300 huertas comunitarias que, a su vez, son resilientes al cambio climático. Las comunidades locales en los municipios de Ayapel, San Marcos y San Benito Abad han implementado prácticas agroecológicas resilientes al cambio climático.

La página web del PNUD señala que “pequeños cultivos de berenjena, por ejemplo, comparten espacios con lo que llaman “chocoritos”, que son Canecas, materas o medias botellas plásticas que se han rellenado de tierra y en las que se plantan los brotes más livianos como el cilantro” y que luego se trasladan cuando llegan las corrientes altas de los ríos.

“También aterramos los cultivos. Es decir, elevamos la zona cultivable para que no se inunde. O hacemos huertos circulares. Cavamos canalizaciones en forma de anillos de modo que la parte cultivable quede en el centro, elevada y protegida del agua. De ese modo, la tierra conserva la humedad en la época seca”, explicó Mari Cruz Ribera, una de las campesinas a cargo del proyecto, en el documento del PNUD.

Ahora, a estas prácticas se le añadirán alguna para el manejo eficiente del agua que, en épocas de sequía, escasea en buena parte de la región Caribe, donde se ubica La Mojana.

Tomado de: Periódico El Espectador

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