El COVID-19 ha evidenciado los riesgos del consumo de especies silvestres, a menudo comercializadas en mercados ilegales. Esta situación motivó a China a fortalecer las medidas de protección del pangolín, el mamífero más traficado del mundo. La Administración Nacional Forestal y de Pastizales de China anunció que está trabajando para que las medidas de protección de los pangolines nativos pasen de segunda a primera clase, lo que significa incrementar los esfuerzos de conservación hasta el mismo nivel que los del panda gigante.

Los pangolines han estado en el centro de atención en los últimos meses debido a varias investigaciones que sugieren que pueden haber sido el puente para la transmisión del COVID-19 de los murciélagos a los humanos, teniendo en cuenta que estos albergan coronavirus similares al que inició la actual pandemia mundial. La decisión de mejorar el nivel de protección del pangolín significa fortalecer su monitoreo, rescate y conservación; aplicar de manera estricta las leyes frente a su comercio ilegal y caza furtiva, y promover una conciencia pública sobre la importancia de su conservación.

Según Zhou Fei, Director de Programas de WWF-China, ninguna cultura o tradición vale la extinción de una especie entera. “Las especies en peligro de extinción, sean utilizadas como alimento o medicina, ya no deberían usarse. Los valores del ecosistema de los pangolines son mucho más que el valor de su carne o escamas. Hay un largo camino por recorrer para protegerlos, pero podemos comenzar rechazando el consumo de productos derivados de ellos”.

Se estima que las poblaciones de pangolines asiáticos han disminuido hasta en un 80 % en los últimos 10 años. Los pangolines chinos, malayos y filipinos están catalogados en peligro crítico en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN.

Tomado de: Diario WWF

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