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Este inmenso humedal es un laberinto de aguas a donde llegan decenas de pájaros llenos de colores. La minería ilegal y la ganadería amenazan este paraíso, que a pesar de ser territorio Ramsar, tiene su futuro pendiendo de un hilo.

Fue un filántropo de marcado acento paisa, pero tan ayapelense como cualquier otro habitante de la ciénaga, el que aterrizó la idea de crear una fundación que velara por la salud de sus vecinos y del inmenso humedal. Entonces CorpoAyapel nació con la misión de proteger lo que la mano del humano, la minería y la ganadería estaban devorando.

De ahí surgió el liderato de Nicolás Ordóñez, el actual director de la fundación, de llevar a la realidad la idea de poner sobre la tierra un millón de árboles. Cien familias guardabosques empezarán a sembrar los primeros diez mil. Pero además de incentivar la siembra de árboles, la fundación también se ha esmerado en promover una educación ambiental con la comunidad para que los padres les enseñen a sus hijos la importancia de la ciénaga.

Este enorme esfuerzo de la comunidad ayapelense le valió que el pasado dos de febrero la Ciénaga de Ayapel fuera declarada territorio Ramsar. El ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, oficializó la declaración con la siembra de un mangle como hecho simbólico. La Convención Ramsar es un tratado intergubernamental que tiene cobertura en el 90 por ciento de los estados miembros de Naciones Unidas. Su objetivo es conservar y promover el uso racional de los humedales, con el fin de que exista un aprovechamiento sostenible.

“Esta es una gran victoria para el departamento de Córdoba, Colombia y su diversidad. Esto ayudará al desarrollo sostenible del municipio”, dijo Nicolás Ordóñez.

Pero la reforestación implica un trabajo más complejo que confronta a los dueños de diferentes propiedades que se resisten a que en sus fincas se siembre árboles para rehabilitar el bosque. Investigadores de la Universidad de Antioquia funcionan como mediadores entre los guardabosques y los hacendados. Aunque algunos se muestran abiertos a sembrar especies, otros se resisten

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Tomado de: Revista  Semana

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