Desde que Darwin pisó las Galápagos, los
biólogos evolutivos saben desde hace mucho tiempo que el aislamiento geográfico
de los archipiélagos ha ayudado a estimular la formación de nuevas especies.
Ahora, un equipo de investigación internacional dirigido por Theresa Cole, en
la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, ha encontrado que ocurre lo mismo en el
caso de los pingüinos.
De hecho, su equipo hallado la primera evidencia convincente
de que la diversidad de pingüinos modernos es impulsada por islas, a pesar de
pasar la mayor parte de sus vidas en el mar, como se detalla en un artículo
sobre el trabajo publicado en la edición digital avanzada de la revista ‘Molecular
Biology and Evolution’.
“Proponemos que este pulso de diversificación estuvo
ligado a la aparición de islas, lo que creó nuevas oportunidades para el
aislamiento y la especiación”, afirma Cole.
Durante los últimos 5 millones de años, durante el periodo
Mioceno (particularmente en los últimos 2 millones de años), el surgimiento de
islas en el hemisferio sur ha impulsado varias ramas en el árbol evolutivo de
pingüinos, y también ha impulsado la influencia más reciente de las extinciones
causadas por el hombre de dos especies de pingüinos recientemente extintos de
las islas Chatham de Nueva Zelanda.
“Nuestros hallazgos sugieren que estos taxones se
extirparon poco después del asentamiento humano en las islas Chatham, punta
Cole.