Son mil árboles que un portugués ha cuidado durante 10 años en el jardín de bonsái el Dragón de Oro.

Todo comenzó como un pasatiempo y se convirtió en una adicción”, expresó Merceano de Jesús Melo, el protagonista de esta historia, quien hace 20 años dejó toda su vida en Portugal para empezar una nueva etapa con su esposa colombiana, en Bogotá. 

Cuenta que su existencia era rutinaria en la ciudad, llena de estrés por el tráfico y la contaminación. “Yo vivía en un apartamento y, en algún momento, estos árboles me sacaron; tenía mi terraza, la terraza del vecino llena de árboles, no me cabía ni uno más. Ellos me trajeron acá”, dijo Merceano con una sonrisa, mientras admiraba su primer bonsái hecho en planta de bambú.

“Este árbol me recuerda cuál debe ser la actitud de uno frente a la vida y frente a los demás. Uno tiene que ser flexible para que todo le salga bien”, agregó el creador del Jardín de Bonsái el Dragón de Oro, como se llama el lugar en donde hace más de 10 años inició esta aventura. 

Se ha dedicado a plantar, cuidar y enseñar sobre el arte del bonsái. Según dice, empezó a crear su propio museo porque en los grandes jardines botánicos del mundo siempre hay una exposición permanente sobre estas especies, mientras que acá en la ciudad no lo había.

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