3 millones de muertes prematuras causa indirectamente la contaminación atmosférica cada año, según la OMS. Foto: 3 millones de muertes prematuras causa indirectamente la contaminación atmosférica cada año, según la OMS.

Este mal también influye en aspectos como el deterioro de la piel y el comportamiento.

La amenaza del aire contaminado, que protagonizó tantas películas apocalípticas, ha sido noticia en las semanas recientes en las dos principales ciudades del país. Las autoridades de Medellín y Bogotá han estado en alerta por los índices de calidad del aire (ICA) alcanzados.

En el caso de Medellín, hace menos de un mes se emitió incluso una alerta roja, la cual obligó, entre otras medidas, a ampliar el pico y placa, modificar las rutas y frecuencias del metro y suspender las actividades físicas y recreativas al aire libre en colegios y espacios públicos. El paisaje, entonces, cambió. Menos carros, más bicicletas, transeúntes con tapabocas.

Ese episodio, además de recordar que el riesgo del aire contaminado es más que un argumento de una cinta de ciencia ficción, hace pensar en los alcances de estos agentes en la calidad de vida de las personas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que hace tres años, el 92 por ciento de la población en el planeta vivía en lugares donde no se respetaban las directrices sobre la calidad del aire, y para el 2012 la contaminación atmosférica provocaba de forma indirecta 3 millones de muertes prematuras al año por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

En el listado de males que engrosaron la carga de mortalidad está, con 72 por ciento, la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular; y con un 14 por ciento tanto la infección aguda de las vías respiratorias inferiores como el cáncer de pulmón.

El efecto en el cuerpo Las partículas de aire contaminado se clasifican según su tamaño, y su efecto en el cuerpo humano es directamente proporcional a estas dimensiones. Cuantas más pequeñas sean, más lejos llegarán en las vías respiratorias.

Una investigación de la Universidad Nacional (UN) revelada recientemente encontró que en Bogotá, por ejemplo, el 70 por ciento de las partículas contaminantes podrían ingresar directamente a los pulmones de los habitantes de la ciudad por medir menos de 2,5 micras. Al ser de este tamaño pueden acumularse en los bronquiolos (situados al extremo de los bronquios) y con una exposición permanente bloquear las vías respiratorias y afectar la difusión del oxígeno en el cuerpo, explica Jairo Téllez, director de la maestría en toxicología de la UN.

Gustavo Aristizábal, neumólogo pediatra y consultor del Ministerio de Salud en enfermedades respiratorias, agrega que estas partículas son un factor determinante de la enfermedad respiratoria aguda. “Cuando las partículas de dióxido de sulfuro, de dióxido de nitrógeno y de ozono entran a las vías respiratorias pequeñas, causan una inflamación de los tejidos del aparato respiratorio que predispone a que las infecciones se implanten allí con más facilidad y compliquen, hasta una infección viral pasajera”, expone.

En el estudio de la UN se apuntó también que el 30 por ciento de las partículas de aire contaminado de Bogotá son del tamaño de 10 micras, suficiente para quedar atrapadas en el sistema nasal. Un plano que sufre el impacto de las enfermedades asociadas a respirar aire contaminado y que ha sido poco explorado es el emocional.

Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Psiquiátrica de América Latina, sostiene que los ambientes con aires poco saludables alteran la cotidianidad de las personas, en términos de calidad de vida, y afectan el relacionamiento.

Según Córdoba, donde primero se ven las afectaciones es en las condiciones cotidianas de sueño, apetito y bienestar. Cuando la exposición es constante, también pueden aparecer irritabilidad y trastornos de ansiedad y depresivos.

Por otra parte está la disminución de la capacidad productiva, que es la principal manifestación en los trabajadores. Juan Vicente Conde, especialista en medicina del trabajo, asegura que en ciudades de grandes congestiones, el aire contaminado impacta severamente en el tracto respiratorio y desemboca en enfermedades como rinitis, sinusitis, laringitis y hasta neumonía. Cuándo los males son de tipo viral y, fuera de eso, el entorno laboral no está acondicionado para la circulación correcta del aire y una temperatura óptima, se generan hongos que afectan las vías respiratorias y causan males secundarios.

La piel, uno de los órganos más afectados: 

Claramente, la piel es uno de los órganos que más se ve afectado por la contaminación. Lina María Arango, médica dermatóloga, explica que la exposición directa y constante causa la caída en la oxigenación del tejido y la aceleración en el proceso de envejecimiento cutáneo.

 

 

Tomado de: Periódico El Tiempo.

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