La cuenca del Atrato tiene 3’781.000 hectáreas y reúne 33 municipios.

PERFILES DE ALGUNOS DE ELLOS

Un grupo de 14 líderes de todo el Chocó representarán a las comunidades en el proceso que busca rescatar ese afluente. Aunque ya empezaron a hacer intensas tareas de pedagogía, insisten en que hace falta compromiso del Gobierno.

El 31 de agosto hubo un acto simbólico en Quibdó. En el auditorio principal de la Universidad Claretiana se reunieron la mayoría de representantes de las comunidades chocoanas. Fue una ceremonia breve. Se leyeron algunos poemas para homenajear al río Atrato, se cantaron algunos versos en su nombre y a 14 líderes se les dio un bastón de mando. El grupo también recibió una camiseta que les recordaba cuál sería su misión de ahora en adelante: ser los guardianes de esa extensa corriente de agua antes de que quede reducida a una cloaca. Ellos la llaman “la columna vertebral del Chocó”.

Desde que fueron nombrados oficialmente como guardianes del río Atrato, estas 14 personas se han tomado muy en serio su trabajo. Han ido a cientos de comunidades que bordean la cuenca para extender un mensaje de protección. “Intentamos hacer pedagogía para evitar que sigan botando residuos”, dice uno de ellos. “Hemos tratado de construir memoria en torno a los ríos que forman nuestro territorio. Estamos rodeados de agua. El río es nuestra vida, nuestra madre”, replica otro.

Lo que quieren, en el fondo, es que la sentencia que hace unos meses emitió la Corte Constitucional, ordenando salvar ese afluente, no se quede en un simple papel. Que el tribunal hubiese declarado al Atrato como sujeto de derechos también es histórico para ellos, pero saben que el ritmo para cumplir fallos en Colombia no suele funcionar muy bien. “Si no empezamos a movernos nosotros mismos, nadie más lo va a hacer”, asegura un guardián. “Varios alcaldes ni siquiera están enterados de lo que dice el documento y nos parece lamentable que Luis Gilberto Murillo (el ministro de Ambiente), ni siquiera haya venido a respaldarnos. Él es del Chocó”, remata uno más. Otro lo complementa: “Además, ese ministerio puso al frente del proceso a personas sin poder de decisión. A la institucionalidad no le importa”.

Sus inquietudes las manifestaron hace poco más de una semana en el mismo lugar donde fueron nombrados guardianes. Aunque son 14, siete hombres y siete mujeres, representantes de siete organizaciones, a la capital chocoana llegaron más de 40 líderes afros y una indígena. Algunos viajaron varias horas por río. Otros lo hicieron por tierra. Se juntaron en unas jornadas agotadoras en las que, apoyados por la organización Tierra Digna, discutieron el rumbo que deberían tomar ahora que nadie parece ponerles mucha atención.

¿Qué hacer con la minería de oro? ¿Cómo frenar la deforestación? ¿Cómo evitar que sigan arrojando desechos médicos al río? ¿Cuál es la mejor estrategia para socializar la sentencia?

Ponerse de acuerdo para responder esos interrogantes no es fácil. La cuenca del Atrato tiene 3’781.000 hectáreas y reúne 33 municipios (el 31 % de Antioquia). Es, más o menos, un territorio equivalente a 123 veces el área urbana de Bogotá. Eso quiere decir que siempre existirán posiciones diversas en torno a diferentes temas. Los del norte, por ejemplo, no suelen hacer minería de oro. Los de un poco más al sur se han acostumbrado a hacer una de tipo artesanal.

Son diferencias que han logrado atajar. Todos comparten la necesidad de salvar el Atrato, pues en torno a él giran sus vidas y sus economías. Si no suman esfuerzos que apunten a un mismo lado, saben que va a ser difícil rescatarlo. Por eso, después de esas intensas reuniones, llegaron a un acuerdo para mostrarle al Ministerio de Ambiente y sentarse a planificar estrategias. Mientras esperan una respuesta, estos guardianes chocoanos insistirán en continuar con su tarea pedagógica en las comunidades. “Pero lo que queremos es que todo el país se comprometa con nosotros”, señala un líder de Bojayá. “No tenemos las herramientas para hacerlo solos y por eso todo el país debe convertirse en un guardián”.

Tomado de: Periódico El Espectador

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