En el mundo científico ya existían algunas sospechas de que, dependiendo del tipo de combustible que usan los carros en una ciudad, la contaminación que recibe el aire es mayor o menor. De estudios realizados en laboratorio, por ejemplo, se sabía que la combustión de gasolina genera más material particulado que la combustión de etanol. Pero llegar a comprobar que esto sucedía a gran escala y en la vida real, no era una misión fácil: se necesitaba conseguir una ciudad del mundo con los suficientes datos para que pudiera servir como un laboratorio.

Después de muchos años, un grupo de investigadores compuesto por un economista de Singapur, un químico estadunidense y dos físicos brasileños encontró una candidata: São Paulo, Brasil, la primera ciudad del mundo donde se realizó un estudio a escala real que relaciona las horas de tráfico y el precio de combustibles como la gasolina y el etanol, con la cantidad de material particulado que respiran los ciudadanos. La ciudad fue elegida porque de los 6 millones de carros que tiene, se estima que la mitad de millas recorridas vienen de vehículos que tienen mezclas de etanol y gasolina.

Por esto lo que el estudio publicado en Nature Communications buscaba resolver era cómo estas mezclas de combustible afectaban el ambiente y el material particulado de la ciudad.

Finalmente, los investigadores encontraron que la concentración de partículas de un diámetro menor a 50 nanometros aumenta en 30 % cuando el precio del etanol aumenta con respecto al de la gasolina y por lo tanto se incrementa el consumo de esta.

Para lograrlo debieron reunir varios datos. Entre noviembre de 2008 y mayo de 2013, saltándose los meses de junio a septiembre, midieron laspartículas ultrafinas (menores a 100 nanómetros de diámetro), el material particulado PM2.5 (diámetro inferior a 2,5 micrometros) y elmaterial particulado entre los 100 y los 800 nanómetros y el carbón negro liberado en el aire.

Igualmente, para agregar cómo el factor económico podía afectar estos resultados, analizaron qué pasaba en el aire durante dos períodos cuando el precio del etanol cambió respecto al de la gasolina en São Paulo: uno en la primavera del 2009 y otro en el otoño del 2010.

Las conclusiones no distaron mucho de lo que los científicos sospechaban. A pesar de que el nivel de carbón negro se mantuvo relativamente constante, las concentraciones de ultrafinos durante el trayecto de las mañanas mostraron un claro aumento del 30 % cuando los carros usaban más gasolina que etanol. Esto sucedía especialmente cuando la penetración de gasolina aumentó de 30 a 80 %. Es decir, cuando la gente pasaba de usar mezclas de combustibles con un 70 % de etanol a un 20 % de etanol.

Además, para conocer cuál tamaño de ultrafinas contribuía más al incremento de material particulado cuando había mayor proporción de gasolina analizaron los distintos tamaños de partículas, comenzando por las de siete nanómetros hasta llegar a las de 800 nanómetros. Así concluyeron que las que más aumentan son las que tienen un diámetro de 50 nanómetros.

El problema, como indica el mismo estudio, es que las agencias de protección ambiental en la mayoría de los países no miden o regulan estas partículas ultrafinas que otros estudios han demostrado que son perjudiciales para la salud. En cambio, la mayoría de políticas se han enfocado en la regulación del PM2.5.

“El uso de mezclas de gasolina rica en etanol como combustible de transporte puede disminuir la carga atmosférica, específicamente en aquellas partículas que pueden penetrar profundamente en los pulmones de las personas”, concluye el estudio. Una investigación que no sólo da unas alertas a nivel de salud y medio ambiente, sino que pone sobre la mesa la idea de que los gobiernos deben tener políticas que estimulen el uso del etanol y un precio menor de este combustible.

FUENTE: EL PERIÓDICO EL ESPECTADOR

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