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Hace 39 años, en Guasca, municipio que cuenta con hermosos páramos, una rica biodiversidad de fauna y flora silvestre, en medio de ríos que decoran sus paisajes, nació, Carlos Mauricio Jiménez, actual comandante de la estación de bomberos de Guatavita y Guasca. Un hombre de corta estatura pero de un corazón enorme, que día a día, inicia sus actividades con la mejor disposición para ayudar a su comunidad ante cualquier emergencia.

Carlos se caracteriza por ser un hombre apasionado por lo que hace; desde niño siempre se ha preocupado por la naturaleza y ha luchado por su protección, de igual manera, es un amante del deporte como el ciclismo y las artes marciales, cualidades que le han aportado destrezas para desempeñarse en su actual profesión.

Igualmente, nos comenta con una expresión de alegria en su rostro, ”Aún recuerdo que a la edad de 8 años, yo escuchaba el programa radial antena 2, donde trasmitian el tour de Francia, la vuelta España y todas las válidas de ciclismo que se realizaban tanto a nivel nacional como internacional, lo que me motivó a subirme en una bicicleta que teníamos en la casa y comenzar a rodar por las calles destapadas de mi municipio, así fue que obtuve uno de mis primeros logros, el sueño de convertirme en campeón de nacional de turisneros terminó allí, porque en ese momento mi abuelo tomó la decisión de llevarme para que me incorporara en el Ejército Nacional de Colombia, y a la edad de 14 años, fui llevado al municipio de Cañizales, en el depatamento de Antioquia, donde mi vida tomo otro rumbo porque allí como militar tuve mi primer contacto con el fuego, apoyando a los bomberos de este municipio siempre que se presentaban emergencias, encontrando mi vocación como bombero”.

Debido a estas experiencias, cuando culminó su etapa en el Ejército como cabo primero, este valiente héroe, no dudo en querer formar parte del equipo de Bomberos del municipio que lo vio nacer. Carlos, se levanta diariamente a las 4 de la mañana y como

amante de las artes marciales, inicia sus entrenamientos de capoeira, aikido y kung fu. Alrededor de las 7 la mañana todos los días, sale de su casa con las botas bien amarradas, su uniforme bien puesto y su equipamento para iniciar una nueva jornada laboral.

Este héroe a prueba de fuego, con su mirada triste, su piel erizada, pero a su vez con su frente en alto, nos cuenta los sucesos más importantes que han marcado su vida como bombero… “Siempre recuerdo ese 21 de abril de 1998, cuando ocurrió el trágico accidente de la caída del avión ecuatoriano en el cerro del cable en Bogotá, donde participé como apoyo de desalojo, allí encontramos 64 personas desmembradas y calcinadas; un año después, en 1999 ocurrió el terremoto del eje cafetero, allí también estuve trabajando como rescatista de las víctimas y apoyando en la recuperación de cadáveres y en procesos de tanatopraxia en un coliseo de la ciudad de Pereira”.

Al mismo tiempo que su desempeño para la atención de desastres ha sido fundamental para todo el equipo de rescatistas y bomberos del país, Carlos destaca el trabajo de las instituciones dedicadas a la protección ambiental y por lo tanto comenta, en referencia a la CAR Cundinamarca, “Muchas entidades trabajan de la mano con el cuerpo de bomberos, pero sin duda en esta oportunidad quiero resaltar el trabajo de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, por su buena disposición y ayuda, en especial a las personas que conforman las brigadas forestales de esta Corporación, quienes han sido un apoyo vital para nosotros en muchas emergencias”

Detrás de este uniforme de héroe, existe un padre que ha inculcado a sus hijos valores como el don del servicio a la comunidad. Cristian, su hijo mayor, ya a sus 18 años trabaja en las unidades operativas de bomberos, Juan Diego, de 15, es ciclista, katerine, de 12, practica capoeira y piano y Valentina, de 9, ya es campeona nacional y departamental de ciclismo.

Por último, Carlos destaca elementos importantes que deben ser tenidos para tener en cuenta para evitar riesgos de incendios “Para mí, la vida de un árbol, de un animal, del huevo de un ave, es igual de valiosa, por eso siempre le pido a las personas que ayuden a cuidar los bosques, los páramos, que eviten provocar  incendios forestales, la vida de estos seres están en nuestras manos, lamentablemente está comprobado que el 80% de los incendios forestales son ocasionados por las personas que hacen quemas, fogatas o simplemente botan colillas de cigarrillo encendidas.”

 

 

 

 

Tomado de: Corporación Autónoma de Cundinamarca

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