Hasta ahora, los insectos de los trópicos parecían ser los más amenazados por el cambio climático al vivir al límite de su temperatura óptima. Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha analizado los datos existentes y concluye que los insectos de zonas templadas, como España, serían tan vulnerables al aumento de temperaturas como los insectos tropicales. La palomilla dorso de diamante (Plutella xylostella) es uno de los insectos que podría verse amenazado por el cambio climático. Olaf Leillinger

El cambio climático lleva a muchas especies al borde del colapso, y entre ellas están los insectos, que no son capaces de generar, por diversos procesos metabólicos o fisiológicos, su propio calor interno y dependen del clima externo. Serían uno de los grupos animales más perjudicados por el aumento de las temperaturas, sobre todo en los trópicos, donde la crisis climática pone en riesgo su fisiología y deja poco margen de supervivencia a sus poblaciones.

Hasta ahora, la comunidad científica consideraba que, contrariamente a los insectos tropicales, los de zonas templadas, como nuestro país, se verían más bien beneficiados por el cambio climático porque “se encontrarían muy lejos de esas temperaturas límite”, señala a SINC Germán Orizaola, investigador en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), de la Universidad de Oviedo y el CSIC. Sin embargo, al analizar de nuevo los datos ya publicados sobre cómo las temperaturas afectan a los insectos y teniendo mucho más en cuenta sus ciclos reales y su ecología, Orizaola, junto a investigadores de la Universidad de Uppsala y la de Lund en Suecia, llegaron a otra conclusión.

“Estarían tan amenazados por el cambio climático los insectos de zonas templadas, como los tropicales”, subraya el investigador español. Una de las explicaciones es que los estudios anteriores han sobreestimado en gran medida las tolerancias de calentamiento y los márgenes de seguridad térmica de las especies templadas. En parte, esto se ha producido porque hasta el momento no se han valorado las diferencias latitudinales en los períodos de actividad de los insectos. De hecho, las especies templadas en particular pueden experimentar a menudo temperaturas considerablemente más altas de lo esperado durante la temporada activa.

“El problema de los estudios clásicos es que para todos estos cálculos consideraban temperaturas medias anuales, sin tener en cuenta que la gran mayoría de insectos permanecen inactivos con el frío, es decir una buena parte del año”, indica Orizaola. El equipo solo analizó aquellos meses en los que las diferentes están activas. Los resultados mostraron que las temperaturas óptimas y críticas para la biología de estos insectos de zonas templadas se acercaban mucho más a las predicciones de cambio climático, lo que las hacía también vulnerables.

El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, revela que las especies templadas y tropicales difieren mucho menos en los márgenes de seguridad térmica de lo que comúnmente se suponía. La investigación se une a otros estudios que sugieren que las especies tropicales y templadas se enfrentan a niveles de amenaza similares por el cambio climático. Los autores concluyen que, en el caso de los insectos de áreas templadas, será necesario obtener muchos más datos sobre la tolerancia térmica y los componentes de aptitud física en las diferentes latitudes “antes de que podamos hacer predicciones más precisas sobre los impactos del cambio climático”.

Tomado de: Diario El Espectador

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