A pesar de la contaminación, el río Medellín tiene invertebrados, gusanos y lombrices de los cuales se alimentan los ibis negros que llegaron al Valle de Aburrá en migraciones desde las sabanas del norte de Colombia y aquí se quedaron. FOTO RÓBINSON SÁENZ

En el río Medellín, desembocaduras de quebradas, espacios verdes y canchas de escenarios deportivos y recreativos no es difícil ver ibis negros, que se confunden con gallinazos y otras aves migratorias y de la fauna local.

Ana María Castaño Rivas, secretaria ejecutiva de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, expresó que por el calentamiento global, las pérdida de su hábitat por la deforestación y la minería a cielo abierto, estas aves -más comunes en las tierras bajas y calientes del norte de Antioquia- empezaron a emigrar, desde hace unos 12 años, hacia el Valle de Aburrá , donde encontraron ecosistemas favorables para su reproducción.

Indicó que los ibis están expandiendo su rango de población, por el tipo de alimentación, que la encuentran en semillas y en invertebrados y, por eso, hay colonias en el cauce del río Medellín y algunas quebradas. En los últimos meses también se ha notado su presencia en el césped de escenarios deportivos, parques y unidades residenciales del Aburrá.

Advirtió que estos animales no causan daños y son importantes para la agricultura, porque son controladores de insectos.

 

Temperatura más baja
Julio César Restrepo, biólogo del Zoológico Santa Fe, agregó que los ibis negros son aves que se están quedando en el área metropolitana, ya que encontraron aguas dulces, pantanos y condiciones ambientales para la supervivencia.

Destacó que al zoológico llega una colonia grande a pasar la noche en los árboles y para reproducirse.

Restrepo analizó que “ha habido intervenciones antrópicas (del hombre) y una situación climática tan preocupante en su hábitat, que estos animales incluso ocupan hoy humedales y otras zonas de la sabana de Bogotá”, que está a más de 2.600 metros de altura sobre el nivel del mar, muy elevada para sus costumbres.

Recordó que en Colombia también hay ibis blancos, pero la ruta de migración no pasa por el Valle de Aburrá.

El biólogo declaró que en Medellín es necesario hacer un estudio científico para investigar qué repercusiones puede tener la presencia de esta especie en el ecosistema, porque si no existe un depredador que controle su población, la tasa reproductiva se va a incrementar y esto puede atentar contra otras especies nativas, en este caso, los peces, renacuajos y crustáceos de agua dulce, que aún le puedan quedar a los sistemas acuáticos y los pocos humedales que existen al Valle de Aburrá.

Por su parte, Fabio Rivera, profesor de Ornitología de la Universidad de Antioquia, comentó que este es un fenómeno que se está presentando en varios cascos urbanos del país, como en Cali, donde se está notando también un alto incremento de esta especie, pero hasta ahora no conoce un estudio del impacto de ellos en estos lugares.

Concluyó que a mediano plazo hay que estudiar este fenómeno, porque se corre el riesgo que pueden desplazar especies de la fauna local.

 

Tomado de: Periódico El Colombiano.

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