Una panorámica del río Bita en temporada de aguas altas.

Hace dos años, el río Bita, ese largo cordón que recorre 1700 kilómetros de la Orinoquia colombiana, vio como más de 40 científicos se asentaron en carpas y embarcaciones en sus orillas. Sacados de todos los rincones del país, los biólogos se propusieron despejar el interrogante sobre la biodiversidad de ese rincón de los Llanos Orientales.

La idea había nacido cinco años antes, en el escritorio del subdirector de Asuntos Científicos del Instituto Humboldt, Germán Andrade. En un modesto artículo de revista, Andrade propuso un nuevo concepto para la gestión de conservación de sistemas fluviales en Colombia. Por esos años poquito se hablaba del desarrollo sostenible en el país. Su idea, que sonaba nueva, caló en los oídos de biólogos, instituciones científicas y gubernamentales del país.

Para 2014, esa idea ya era tenía un acuerdo de voluntades entre autoridades y sociedad civil respaldado por el Ministerio de Ambiente, el Instituto Humboldt, la Gobernación del Vichada, la Fundación Omacha, WWF Colombia, Corporinoquía, Parques Nacionales de Colombia, Fundación Orinoquía, Reserva Natural la Pedregoza, la Armada Nacional y la Fundación Palmarito.

Con plata de regalías se armó el proyecto Bita, el primero en tratar de entender qué riquezas naturales ocultaba el río bajo sus aguas café con leche y sus morichales. “En este mundo intervenido por el ser humano, el río Bita -que está intacto en un 94,5%- es una rareza”, le contó en su momento Adriana Camacho, quien coordinó el proyecto, a El Espectador. “Si no lo manejamos de manera inteligente, es probable que este río termine como el Magdalena”, dijo Camacho.

Tras varias expediciones que abarcaron a pie, por lancha y con fotos satelitales los 710 kilómetros que separan al nacimiento del Bita, en La Primavera (Vichada) de su desembocadura del Orinoco, el Instituto Humboldt publicó el libro “Biodiversidad del río Bita”, el libro con la información más exacta y completa sobre los miles de plantas y animales que se conservan en la región.
Los datos que recogieron los científicos son impresionantes: 1.134 especies de plantas, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.

La investigación demostró que, gracias a su estado de conservación, el Bita es un refugio de aves y peces migratorios; el hogar de la mayor cantidad de mamíferos del país y la cuna de tres especies de plantas únicas en Colombia y el mundo, así como el primer lugar en registrar ocho nuevos camarones y plantas.

Los sorprendentes hallazgos en el Bita

A través de impresionantes morichales -una planta característica del Llano, que son es visible en entornos con una gran cantidad de agua pura- los científicos encontraron al 3,2 de los primates de la nación.

Formación de morichales en la parte alta del río bita.

Además, sobre las más de 424 especies de plantas vieron volar seis especies de murciélagos, caminar pesadamente a 34 especies de escarabajos -siete de ellos con alto valor para la conservación- y reptar a 18 especies de anfibios y 38 de reptiles.

Gracias a la instalación de cámaras trampa y observaciones directas, los científicos obtuvieron más de 21.000 registros de los mamíferos del Bita. En total, los investigadores se toparon con 63 especies de este tipo de animales, el 12% de la cantidad de mamíferos del país.

La riqueza bajo las aguas café con leche del Bita no se queda atrás. De acuerdo con el instituto Humboldt, “se identificaron especies claves, objetos potenciales de conservación, como el delfín rosado del Orinoco (Inia geoffrensis), la nutria gigante y la neotropical”.
Como señala Fernando Trujillo, director de la Fundación Omacha, estas son “especies sombrilla” es decir, animales que para existir necesitan de otros más pequeños, que a su vez necesitan de otros más pequeños o de flora para alimentarse. Proteger a estos grandes depredadores implica proteger a todos aquellos de los cuales dependen sus presas.
Entre estas pequeñas especies acuáticas que podrían beneficiarse del cuidado de las “sombrilla”, están las diez especies de camarones identificadas, el único cangrejo visto en el río y las 254 especies de peces recolectadas, una de ellas en peligro y cuatro en estado vulnerable.
Por si fuera poco, los investigadores vieron además 201 especies de aves, de las cuales, 22 no tenían reportes en esta zona del Vichada o están restringidas a ciertas regiones de la cuenca del río Bita, según reportó el Instituto Humboldt.
Es evidente que el río Bita merece el estatus de protección que desde hace varios años se viene promoviendo para él. Si bien apenas el 2,5% de su cuenca ha sido degradada por procesos agrícolas y un 3% por procesos de urbanización, es evidente que las presiones relacionadas con la deforestación en el piedemonte llanero, así como los intereses de la mega agricultura y la ganadería que pretenden “drenar” estas sábanas, cuya biodiversidad depende de esas aguas que inundan por épocas estas tierras de los Llanos.
Por esta razón, según información del Ministerio de Ambiente y sus aliados, el gobierno espera declarar este río como territorio Ramsar, con el fin de darle un sello internacional de protección que permitirá cumplir con ese sueño nacido en 2011 de que las regiones por donde se explaya se conviertan en ejemplos de sostenibilidad en el país.

 

Tomado de: Periódico El Espectador

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